viernes, 30 de octubre de 2009

Trabajo informal en Uruguay

Entrevista

La formalidad laboral no es siempre garantía de protección social
Del total de trabajadores formales, el 17% no tiene protección social aunque entre los informales
esta cifra asciende al 74%
Con motivo de la reciente divulgación del estudio "Informalidad y protección social en Uruguay.
Elementos para una discusión conceptual y metodológica", ECONOMIA & MERCADO conversó
con sus autoras, Verónica Amarante y Alma Espino, quienes se desempeñan como investigadoras
del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la
República. A continuación un resumen de la entrevista.
-¿Cómo se define actualmente al trabajo informal?
Alma Espino-Al hablar de trabajo informal todos tenemos alguna noción de a qué nos estamos
refiriendo, aunque se suele pensar en diferentes fenómenos: microempresas que no cumplen con
las reglamentaciones fiscales, vendedores ambulantes que no están registrados como cotizantes
en el Banco de Previsión Social (BPS) y no pagan impuestos, etc. Es decir que se relaciona al
sector informal con alguna forma de actividad que no cumple con las normas legales. Pero, más
allá de estos aspectos que solemos asociar actualmente con el concepto de trabajo informal, esta
problemática ha estado presente en las preocupaciones de los analistas latinoamericanos y de
quienes son responsables de las políticas públicas desde hace varias décadas. La idea de sector
informal fue desarrollada en los años setenta por la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
aludiendo a un sector compuesto por actividades marginales que proveen ingresos y redes de
seguridad para los trabajadores menos calificados. Se enfatizaba así la importancia de la
consideración de distintos segmentos del mercado laboral, cuyas diferencias se asocian a las
productividades del trabajo y a la incorporación de la tecnología. La informalidad implica, en esta
concepción, trabajos de baja productividad en segmentos marginales de la economía e involucra a
unidades económicas de subsistencia, con escasa o nula capacidad de inversión. En
consecuencia, el concepto de sector informal se ha asociado a los ocupados con ingresos
insuficientes en actividades de baja productividad, pero funcionales al resto de la economía.
-¿Qué otras actividades están asociadas a la informalidad ?
Verónica Amarante-Con el transcurso del tiempo los cambios que tienen lugar, entre ellos las
modificaciones en los procesos de trabajo y de producción, el proceso de cambio tecnológico y
las nuevas políticas comerciales han llevado a asociar la informalidad con formas precarias,
inestables y no protegidas del empleo que resultan de las estrategias empresariales para
adaptarse a las nuevas formas de competencia. Aparecen las tercerizaciones de actividades o
procesos, la subcontratación, la transformación de empleados asalariados en empresas
unipersonales, los contratos por tiempo definido, etc. No obstante, dentro de esta idea general de
que la informalidad se asocia con empleos de baja calidad o malos empleos, aún no se logra
establecer de manera unánime el concepto de trabajo informal, que continúa siendo objeto de
debate. Podríamos decir que lo que entendemos por informalidad sigue en proceso de
reconceptualización, ya que es necesario adaptar la noción a las nuevas realidades del mundo del
trabajo y a las características específicas de distintas sociedades.
-¿Qué efectos tiene el informalismo en el mercado laboral, en particular, y en la sociedad en
general?
AE-El trabajo informal tiene efectos sobre diferentes áreas de la vida de la sociedad y no sólo
sobre la económica. Los empleados por cuenta propia o trabajadores independientes, por ejemplo,
generalmente no tienen ninguna clase de protección frente a la enfermedad, los accidentes
laborales o cualquier hecho que les impida desarrollar su trabajo. Además de estos problemas en
su situación presente, muchas veces la informalidad se asocia con situaciones futuras de falta de
acceso a la seguridad social. Otros aspectos relacionados con el trabajo informal preocupan a los
empresarios del sector formal. Son los que tienen que ver con la competencia "desleal" de quienes
rebajan sus costos al no cumplir con las obligaciones formales. También hay impactos desde el
punto de vista de las finanzas públicas, que se ven afectadas por la evasión de responsabilidades
fiscales o de la seguridad social.
INFORMALES
-¿A quiénes se consideran trabajadores informales en nuestro país?
VA-Las mediciones del trabajo informal que se realizan en nuestro país se basan en los criterios
aceptados internacionalmente. Durante los noventa diversos organismos internacionales -OIT,
OCDE, FMI, UNSD y Banco Mundial, entre otros- decidieron adoptar un concepto coordinado de
sector informal. A partir de esa decisión, la cuantificación del empleo informal incluye las
siguientes categorías: servicio doméstico, autoempleo -excluyendo administradores y
profesionales-, trabajo familiar no remunerado y trabajo en pequeñas empresas que tienen menos
de cinco empleados. Esta delimitación operativa no fue estricta, sino que más bien se brindaron
lineamientos generales, concediendo flexibilidad a los países para definir y medir el sector
informal. Vale la pena señalar que el debate en torno a su definición forma parte de ese proceso de
reconceptualización, y en ese marco esta definición operativa más tradicional ha recibido diversas
críticas.
-¿Qué resultados ha tenido ese debate?
VA-Recientemente, se ha propuesto una nueva definición del empleo informal en la que se
diferencian tres grupos de unidades de producción: empresas del sector formal, empresas del
sector informal y hogares. Se distingue entre el empleo en el sector informal y otros empleos
informales fuera del sector, definiendo el sector informal según las características de las unidades
productivas y no de los trabajadores. Además, se agrega a la medición tradicional el empleo
informal en unidades productivas del sector formal. De alguna manera, esta nueva definición se
acerca más al concepto de protección social. Sin embargo, esta nueva definición no se ha
instrumentado aún de manera extendida, y es relativamente reciente. Incluso la OIT en su último
Panorama Laboral para América Latina y el Caribe no incorpora todavía esta nueva manera de
medir la informalidad, y sigue con el criterio tradicional. En el trabajo que nosotras hemos
realizado se cuantifica la informalidad a partir de la definición tradicional, es decir se incluye a los
asalariados privados en empresas de menos de cinco trabajadores, a los trabajadores del servicio
doméstico, a los trabajadores no remunerados y a los trabajadores por cuenta propia, excluyendo
administradores y profesionales.
INCIDENCIA
-¿De qué modo se puede medir con precisión el empleo en el sector informal si no hay registros?
AE-El análisis del trabajo informal siguiendo la definición operativa que se planteaba antes, se
realiza en base a la información relevada por las encuestas de hogares. Esta información se refiere
a las condiciones laborales que declaran los individuos en el momento de la entrevista.
Naturalmente, no es posible obtener información de los registros provenientes de encuestas a
empresas, lo que suele denominarse "fuentes establecimiento", ya que solamente consideran el
empleo formal debido justamente a que se trata de actividades que en algún sentido escapan a las
normas legales.
-¿Cuál es la incidencia del empleo informal en el mercado laboral local?
VA-Si tomamos el último año del período que investigamos (1991-2005), la proporción de
trabajadores informales en el total de ocupados alcanza a 37.6%. Si analizamos el empleo informal
con una perspectiva de largo plazo, se aprecia que es un fenómeno relativamente estable en el
mercado de trabajo uruguayo, es decir que se trata de un rasgo de carácter más bien estructural,
que no registra cambios significativos a lo largo de los ciclos económicos. Del total de asalariados
privados, casi 27% son informales, o sea que trabajan en empresas de menos de cinco empleados,
y una incidencia similar se detecta entre los patrones. Si consideramos a los trabajadores por
cuenta propia sin local o inversión, el 94% de ellos son informales, y del total de trabajadores por
cuenta propia con local o inversión, el 65% son informales, teniendo en cuenta que para
cuantificar la informalidad entre los trabajadores por cuenta propia se excluyen los
administradores y profesionales en esta categoría. Por definición, todos los trabajadores del
servicio doméstico son informales.
-¿Cómo se compone el trabajo informal?
AE-Además de la incidencia de la informalidad entre las distintas categorías ocupacionales, es
ilustrativo considerar la composición del empleo informal: 34% son asalariados privados, 20% son
cuenta propia sin local, 26% son cuenta propia con local, y 17% son trabajadores del servicio
doméstico.
-¿Qué características presenta la informalidad en el mercado laboral de nuestro país?
VA-La característica más saliente, como era de esperar, es que la informalidad se concentra en los
trabajadores con bajo nivel educativo. Se detecta también una concentración de la informalidad en
el interior del país, donde reside el 56% de los trabajadores informales. Otras características que
interesa resaltar son que los trabajadores informales trabajan menos horas por semana si los
comparamos con el total de ocupados, y también tienen una menor probabilidad de tener otro
empleo.
DESPROTECCIÓN
-¿Qué grado de desprotección social presentan los trabajadores informales uruguayos?
VA-Aquí estamos entrando en una problemática muy vinculada a la informalidad, pero que no es
exactamente lo mismo, al menos si nos ceñimos a las definiciones más tradicionales de
informalidad. Cuando hablamos de desprotección social nos referimos a las personas que no
realizan aportes a la seguridad social, es decir que no están generando derechos jubilatorios ni
tampoco tienen derecho a las prestaciones activas vinculadas con los aportes a la seguridad
social. Es claro que la relación entre informalidad y desprotección social es directa, ya que una de
las características salientes del empleo informal es la falta de protección social.
-¿Afecta la informalidad y la desprotección al mismo tipo de trabajadores?
AE-Justamente, en nuestro trabajo se analiza en particular la superposición entre informalidad y
desprotección social, para ver si afectan al mismo grupo de trabajadores. Para cuantificar la falta
de protección social utilizamos, igual que en el caso de la informalidad, la información recabada en
las encuestas continuas de hogares, ya que a partir de 2001 se pregunta específicamente si el
trabajador realiza aportes a la seguridad social.
En 2005, casi el 28% de los trabajadores es al mismo tiempo informal y no tiene cobertura de la
seguridad social. Si lo queremos mirar desde los dos puntos de vista, podemos decir que el 74%
de los trabajadores informales no tiene protección social, o que el 72% de los trabajadores sin
protección social es informal. Por lo tanto, hay una alta superposición entre los dos fenómenos,
aunque no son exactamente lo mismo.
-¿No existe desprotección social entre los trabajadores formales?
AE-Sí, también entre los trabajadores del sector formal hay un porcentaje que no tiene protección
social. Es decir que la formalidad laboral no garantiza la protección social, aunque aumenta
muchísimo la probabilidad de tenerla. Del total de trabajadores formales, el 17% no tiene
protección social, recordemos que entre los trabajadores informales esta cifra asciende al 74%. La
constatación de este tipo de situaciones es lo que ha impulsado la reconsideración del concepto
de informalidad y de su medición, ya que se busca que se aproxime de mejor manera a los
problemas relacionados con la calidad del empleo.
-¿Están condenados los jóvenes desprotegidos socialmente a permanecer en esta categoría
durante la mayor parte de su trayectoria laboral?
VA-No necesariamente. Hay que tener en cuenta que para los trabajadores jóvenes el momento de
jubilarse es muy lejano aún y, por tanto, su falta de cobertura de la seguridad social puede
corresponder a una estrategia para priorizar sus ingresos presentes y no tener descuentos,
porque todavía les falta mucho para su jubilación. Esto puede ser importante en el caso de los
jóvenes que estudian. Por ejemplo, en el trabajo se detecta que ellos presentan una menor
probabilidad de aportar a la seguridad social. Lamentablemente, no podemos saber con exactitud
en qué medida las situaciones de desprotección social de los jóvenes persisten en el tiempo, ya
que para eso tendríamos que tener información sobre trayectorias laborales, las que no están
disponibles. Recordemos que nuestro análisis se basa en datos de encuestas de hogares que son
de corte transversal, es decir se entrevista a un hogar en un momento del tiempo. Se precisaría
información sobre los individuos a lo largo del tiempo para tener certezas sobre este punto. Están
sí las historias laborales del BPS, pero solamente tienen los registros en el sistema formal. A partir
de ese análisis tampoco sabríamos si cuando salen del sistema están trabajando sin aportar o son
inactivos o desocupados. Se podría pensar en hacer preguntas retrospectivas para saber durante
cuánto tiempo los trabajadores han realizado aportes, pero este tipo de preguntas también plantea
dificultades.
-¿Cuál es la situación de las mujeres en particular?
AE-Cuando se analiza la incidencia de la informalidad y de la desprotección social no hay
diferencias significativas entre hombres y mujeres. Ambas situaciones los afectan por igual y las
tasas específicas son similares. En todo caso lo que se detecta es un descenso de la brecha o
diferencia entre hombres y mujeres que obedece al empeoramiento de la situación de los
hombres, tanto en lo que refiere a informalidad como a desprotección social. Pero hay que
destacar que la composición del empleo informal por sexo es considerablemente diferenciada:
mientras que entre los hombres tienen un peso relativo similar los asalariados privados y los
trabajadores por cuenta propia con y sin local, entre las mujeres la principal categoría
corresponde a las trabajadoras domésticas. Este sector presenta también tasas muy altas de falta
de cobertura de la seguridad social.
-¿En qué ramas de actividad se presentan las mayores tasas de desprotección social?
AE-Las mayores tasas tanto de informalidad como de desprotección se presentan en la actividad
denominada servicio doméstico en hogares privados, seguida por la construcción.
DETERMINANTE
-La informalidad está fuertemente asociada con remuneraciones relativas menores. ¿Hasta qué
punto es cierta esa idea?
VA-La remuneración promedio de los trabajadores informales equivale al 55% de la del total de
ocupados, o sea que efectivamente la informalidad se asocia con menores ingresos. Sin embargo,
al interior de los trabajadores clasificados como informales existe alta heterogeneidad. La
dinámica de los trabajadores independientes sin local y, especialmente, de los trabajadores del
servicio doméstico es marcadamente distinta del resto de los ocupados informales, ya que
registran los ingresos más bajos en términos relativos. Pero interesa resaltar que también el grupo
de trabajadores sin cobertura de la seguridad social presentan remuneraciones relativas menores
a las del resto de los ocupados. Al analizar detalladamente las diferencias salariales en nuestro
trabajo, los resultados muestran que el ordenamiento de los trabajadores de acuerdo a sus
ingresos es el siguiente: en primer lugar están los trabajadores formales y que aportan a la
seguridad social; les siguen los informales que aportan a la seguridad social; luego están los
formales que no aportan; y finalmente, aparece el grupo de menores remuneraciones relativas, que
corresponde a los trabajadores informales y que no aportan a la seguridad social. Es decir que la
condición de aportar o no a la seguridad social es la determinante en el ordenamiento de los
trabajadores de acuerdo con sus ingresos, más que la de informalidad o formalidad. Esto refuerza
la importancia de la consideración de la protección social cuando se analizan los problemas
relacionados con la calidad del empleo en el país.


Fichas técnicas
VERÓNICA AMARANTE, uruguaya, egresó como licenciada en economía de la Facultad de
Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República. Obtuvo una maestría en Economía en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona (España). Es investigadora en el Área de Empleo e Ingresos del Instituto de Economía y docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República. Ha realizado diversos trabajos de consultoría para organismos
nacionales e internacionales en temas de mercado de trabajo, distribución del ingreso y pobreza.

ALMA ESPINO, uruguaya, es licenciada en economía egresada de la Universidad Nacional
Autónoma de México. Actualmente se desempeña como investigadora y Encargada de despacho
en el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UdelaR. Es consultora
para OIT y Cepal e integrante del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo (Ciedur).
Diversas instituciones locales e internacionales han publicado sus estudios sobre costos
laborales de hombres y mujeres, la segregación laboral de género en Uruguay, etc

Tasas específicas de informalidad según categoría de ocupación. 1991-2005

Categoría ocupacional 1991 2005
Tasa de informalidad 32,8 37,6
Asalariados privados 15,9 26,6
Patrón 40,1 27,7
Cuenta propia sin local 93,7 94,4
Cuenta propia con local 84,9 64,5

Fuente: elaborado en base a la Encuesta Continua de Hogares del INE.

Composición del empleo informal. 1991-2005.

Categoría ocupacional 1991 2005
Asalariados privados 22,3 34,3
Patrón 6,4 3,0
Cuenta propia sin local 18,2 19,8
Cuenta propia con local 32,9 26,0
Servicio doméstico 20,2 16,9

Fuente: elaborado en base a la Encuesta Continua de Hogares del INE.

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