viernes, 30 de octubre de 2009

Empleo y género en Uruguay

Un estudio realizado en Uruguay detectó que cuanto mayor es el nivel del puesto y la capacitación requerida, mayor es la brecha salarial entre sexos • Las mujeres ganan 40% menos que los hombres • El desempleo femenino es mayor. Sin embargo de cada diez egresados universitarios, seis son mujeres Octubre 2004 Los dos egresaron con honores del doctorado en Economía. Contaban con más de trece años de experiencia laboral cuando se presentaron para un puesto que ofrecía una importante empresa local. Al varón lo interrogaron sobre sus trabajos como contador en otras compañías, y sobre sus expectativas profesionales y económicas. No le preguntaron si sabía inglés y computación como sí lo hicieron con la mujer, quien también debió responder cuántos hijos tenía y de qué edades eran, si pensaba tener otro hijo en los siguientes cinco años, si cuidaba a algún familiar de la tercera edad, si debía faltar al trabajo en caso de que enfermaran sus hijos, si su marido estaba de acuerdo con que ella trabajara "full-time". Finalmente, la empresa le comunicó al hombre que el lunes lo esperaban a trabajar, con un sueldo de $ 30.000. A la mujer, durante la entrevista, le habían hablado de un salario de $ 18.000. La historia bien podría ser una de las tantas que reflejan las cifras de las investigaciones. En Uruguay, promedialmente, la mujer percibe ingresos equivalentes al 65 % de lo que gana el hombre, a igual educación y capacitación profesional. Esa brecha salarial es aún mayor en aquellos grupos de mujeres altamente calificadas, y alcanza al 60% de lo que perciben los varones, según cifras extraídas de investigaciones realizadas por CEPAL. TECHO DE CRISTAL "En Uruguay se observa una extraña paradoja. Todos los organismos internacionales recomiendan la capacitación y la educación de la mujer para una mejor inserción laboral, y sin embargo cuánto más calificación se tiene, mayor es la brecha salarial. También se produce el denominado techo de cristal: mujeres calificadas que sí llegan a cargos que ocupan los hombres pero no necesariamente reciben las mismas remuneraciones", señala la doctora Karina Batthyany, profesora e investigadora del departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. El argumento algo trillado que habla de una mayor calificación del sexo masculino con respecto al femenino es obsoleto. Las estadísticas revelan igualdad de acceso de varones y mujeres a los niveles primarios y secundarios de la educación. En el universitario, actualmente la población femenina representa el 60 % del cuerpo estudiantil, un porcentaje que se mantiene a la hora del egreso del nivel terciario. DESEMPLEO La brecha salarial entre hombres y mujeres, así como la incidencia de ambos géneros en el desempleo, representan los dos indicadores más relevantes de las diferencias a la hora de la inserción en el mercado laboral. "El desempleo femenino es significativamente mayor al masculino. En los años de crisis de Uruguay, el femenino fue el doble que el masculino. Uno debería preguntarse por qué. Las explicaciones son múltiples, nunca hay una sola. Pero quizás esas cifras reflejen que los empleadores cuando tienen que despedir a una persona todavía razonan que los ingresos de las mujeres son secundarios y complementarios, que la mujer no es el ‘gana pan’ de la familia, y en cambio el hombre sí lo es", reflexiona Batthyany. EDADES MOTORAS A la hora de despedir a una mujer de su trabajo, también incide otro gran mito que se refiere a los costos laborales femeninos como superiores a los masculinos. "Los costos son los mismos", dice la socióloga. Lo que sucede es que el potencial reproductivo de la mujer muchas veces es visto como una amenaza, y por esa razón se dice que son más caras. Y eso no es cierto porque los costos asociados a las licencias maternales y demás están cubiertos por la seguridad social y no por el sector empleador. Este no paga un peso más porque una mujer esté embarazada y tenga derecho a su licencia pre y posparto" En un documento presentado por la Unidad Mujer y Desarrollo de CEPAL, se refleja otro dato significativo. Las tasas de desempleo femenino son mayores al promedio en las edades motores de la economía, entre los 25 y los 45 años. "Si realmente existieran parámetros de equidad o de no discriminación no se deberían ver ese tipo de efectos", indica Batthyany. Las explicaciones deben buscarse entre factores culturales, sociales y de estereotipos, pero no económicas, expresa la socióloga. Según CEPAL, "la ubicación predominante de las mujeres en la órbita de lo reproductivo opera como una primera forma de exclusión, limita el desarrollo y el uso de sus capacidades y condiciona los resultados de sus actividades". El informe señala que los cambios no han llegado al seno de la familia, por lo que continúan las desigualdades. Se señala que las mujeres son muy importantes en la producción económica del país que ahora se divide por igual entre ambos sexos, pero no sucede lo mismo en el ámbito doméstico. "Las tareas de la esfera doméstica y reproductiva no se han redistribuido entre la sociedad. Las mujeres se insertaron en el mercado de trabajo, en lo que fue uno de los cambios más importantes desde la década del 50. Pero el trabajo en el interior de la familia sufrió muy pocos cambios. Desde mi punto de vista, buena parte de las explicaciones de todos estos temas de la inequidad de género pasan por la inequidad en el ámbito familiar," explica. Entre los elementos detrás de la diferenciación salarial, uno de los que más prevalece es la idea que la mujer no es quien sustenta la familia. "Es otro mito más. Las estadísticas revelan que actualmente los hogares de coproducción económica, aquellos que cuentan con dos aportantes significativos, están en franco ascenso. La otra realidad que se observa es la mayor incidencia de los hogares monoparentales, que en su 98% son encabezados por mujeres", aclara Batthyany. Entre los cuestionamientos que surgen cuando se habla que la mujer percibe menos de lo que gana un varón, se dice que no se puede trabajar esas cifras con grandes promedios. Estas se estiman según lo que perciben económicamente los hombres y mujeres de un país. La igualdad formal sería diferente a la real. Por un lado se declara que todos son iguales ante la ley. "Pero eso no aparece cuando se deben generar las condiciones para esos derechos. No tengo la menor duda de que el tiempo lo corregirá. Si estamos de acuerdo que es bueno que haya varones y mujeres en todos los ámbitos de decisión ¿por qué no lo promovemos desde ahora? Los cambios sociales se producen, pero también se provocan", concluye la experta. El 67% del tiempo a la familia El Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales realizó recientemente un estudio sobre los usos del tiempo, de varones y mujeres. Para la investigación, en el 2003 se realizó una encuesta representativa de Montevideo y el área metropolitana, bajo la dirección de Rosario Aguirre y la coordinación de Karina Batthyany. Entre los resultados se observa que mientras las mujeres dedican el 67% de su tiempo al trabajo no remunerado (tareas domésticas, de cuidado y atención familiar) y 33 al remunerado, las cifras de los varones son a la inversa: 33% al trabajo no remunerado y 67 al que perciben ingresos. Si se analiza la carga horaria, el trabajo remunerado significa 39 horas por semana para las mujeres y 48 para los varones. En cuanto al trabajo doméstico y familiar, el género femenino dedica 32 horas semanales y los varones 13. "Los proyectos personales de las mujeres se han diversificado mucho, pero del que nunca se desprende es el de madre, esposa, ama de casa, cuidadora de esposo, hijos, nietos. El rol de cuidadora y de atención familiar es casi exclusivo del género femenino. Es cierto que la mujer tiene libertad de elegir, pero también la sociedad tiene sanciones muy fuertes para aquellas que no cumplen con ese rol tradicional. Por supuesto que las tasas de participación femenina en la producción económica son realmente altas, y que también las mujeres han modificado su perfil reproductivo atrasando la edad para el matrimonio y para tener hijos, así como también tienen menos hijos".

Fuente: Diario El País, Uruguay Por MAGDALENA HERRERA . Por más información y más actualizada consultar www.ine.gub.uy

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